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La verdad es que me hace mucha ilusión superar este número redondo y os doy las gracias a todos los que leéis esta newsletter cada semana 🫶
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Ya sabéis que me gusta experimentar y llevaba tiempo queriendo probar los canales de WhatsApp como otro medio para estar en contacto con vosotros y poder enviaros noticias interesantes que me voy encontrando.
👉 Dicho y hecho: este es el enlace al canal de FinalScore (pulsad desde el móvil)
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Recordad que es un canal unidireccional. Yo soy el único que puede enviar mensajes al canal y vosotros solo podéis reaccionar. No es muy interactivo y, sin duda, habría preferido algo más tipo “comunidad” donde todos pudiéramos participar e interactuar. Sé que existen los grupos de WhatsApp pero no es lo que busco (por diferentes motivos).
Qué vas a recibir? Seguro que enviaré noticias de sports business, pero lo cierto es que no tengo muy clara la estrategia. Me da que debería estar muy orientado a la inmediatez pero, en realidad, lo que más valoro es que es un canal directo: serás tú quien decidas si lees mis mensajes o no, en lugar de que te los filtre un algoritmo.
Y eso, en esta época, tiene mucho valor.
🟢 He estado unos días de vacaciones, casi desconectado de la actualidad y he aprovechado para escribir una newsletter diferente, contando mi experiencia en las giras veraniegas del Real Madrid. A veces, conviene cambiar de formato para no quemarnos, ni vosotros, ni yo 😄
¿Empezamos?
Estos días, la gran mayoría de clubes de LaLiga están de gira veraniega y es inevitable que reviva en mi memoria los años en los que me dedicaba a organizar las giras de verano del Real Madrid.
Vaya por delante que aunque hablo en primera persona, éramos muchos los que arrimábamos en hombro para que todo funcionara a la perfección, tanto en la fase de negociación, como en la ejecución: mis compañeros del equipo de desarrollo internacional, marketing, asesoría jurídica, protocolo, viajes, legal, fotógrafo, cámaras y redactores de Realmadrid.com y RealMadridTV, comunicación, directivos, presidente… y como no, los jugadores y el cuerpo técnico. Solo contando los que hacíamos el viaje, formábamos una expedición de 70 personas, así que os podéis imaginar que era una acción totalmente colectiva, que involucraba a todo el club.
Para poneros en contexto, os hablo de las giras de 2004 (Tokio), 2005 (Chicago, Los Ángeles, Pekín, Tokio y Bangkok) y 2006 (Seattle y Salt Lake City). Hace ya 20 años de la primera, pero lo recuerdo nítidamente.
Actualmente, la mayoría de clubes salen de gira internacional en verano, pero en aquella época no era tan habitual y, como tantas otras cosas, tuvimos que inventarnos la manera de hacerlo, tirando de sentido común y corrigiendo sobre la marcha los errores que cometíamos.
Normalmente, empezábamos a trabajar con 6-7 meses de antelación pero dependía mucho de si la gira se iba a celebrar un año par (que hay Mundial o Eurocopa) y sólo teníamos una semana para jugar amistosos o era año impar y podíamos contar con 2 o 3 semanas de gira. Cuando teníamos 1 semana, sólo jugábamos un par de partidos en el mismo país, pero si teníamos 3 semanas… bueno, nos daba tiempo a jugar 6 partidos y dar la vuelta a mundo, como hicimos en 2005.
Tras saber cuántos partidos podíamos jugar, nos poníamos a buscar promotores locales en cada país, aunque siendo honestos, eran ellos los que nos llamaban. Ventajas de ser el Real Madrid y tener a Los Galácticos.
Una vez que teníamos las ofertas, el club decidía cuál era la mejor opción en función de objetivos estratégicos y económicos. En aquella época Japón era el destino preferido por la mayoría de clubes pero tampoco podías ir todos los años por riesgo a que se “quemara” y además, también queríamos visitar a los aficionados de otros países.
A partir de ahí, decenas de conversaciones con los promotores, negociando hasta el más mínimo detalle para poder plasmarlo en el contrato. Desde las condiciones de los vuelos, hasta los estadios y equipos rivales, pasando por el hotel, material de entrenamiento y todas las actividades que íbamos a realizar en el país.
Previamente al viaje con el equipo, solíamos visitar un par de veces el destino para negociar en persona con el promotor, ver las instalaciones y hacer el anuncio oficial del partido, con Emilio Butragueño como portavoz del club. En 2005 me debí dar la vuelta al mundo como 3 veces y mi correo electrónico parecía el de un diplomático de la ONU con mensajes de japoneses, chinos, americanos y tailandeses 😂
Un par de meses antes de viajar hacíamos una agenda muy detallada y aprobada por todos los departamentos (principalmente por el cuerpo técnico) indicando minuto a minuto cada actividad: a tal hora desayuno, de ahí al entrenamiento, rueda de prensa, visita a la tienda de Adidas, almuerzo, descanso, 3 jugadores hacían una actividad con niños, otros 3 visitaban al patrocinador de la gira, entrevistas en medios locales, cena de gala… Las 70 personas de la expedición sabían qué tenían que hacer en cada momento. Sin ese documento, habría sido un caos. Y sí, era en papel porque en aquella época aún no existía ni el iPhone, ni Android.
Podría parecer agobiante pero también teníamos tiempo para hacer actividades más recreativas como navegar por el lago Michigan, ir de mercadillos en Pekín, visitar algún templo en Tokio o simplemente, descansar.
Una vez despegábamos de Madrid, empezaba el trabajo que tenía más repercusión a todos los niveles. Cualquiera de vosotros que haya trabajado en eventos de cualquier tipo sabe que siempre hay cientos de pequeños (o grandes) imprevistos, de cosas que salen mal, que hay que solucionar en el momento y no pueden esperar. Si a eso unes que estás en un país extraño, con una cultura y costumbres diferentes, la cosa se complica más. Por suerte, con mucho esfuerzo y buena voluntad de todos, solíamos arreglar cualquier problema que surgía.
La experiencia en cada país era diferente. En Estados Unidos todo era bastante sencillo. Trabajábamos con la MLS, que sabían perfectamente lo que es el fútbol, tenían mucha experiencia gestionando eventos y comprendían lo que significaba el Real Madrid. Incluso algunos de nuestros interlocutores hablaban español, así que todo era muy fácil.
A mí me encantaba Japón porque tienen una mentalidad parecida a la mía: son muy rígidos con los horarios y muy detallistas y eso es perfecto para coordinar eventos. Nada se dejaba al azar y si decían que el autobús salía a las 13:00, salía puntual a esa hora. La organización era perfecta y nuestros interlocutores eran personas súper amables, educados y con actitud positiva. Una maravilla.
China era otra historia… por cultura, idioma y experiencia. Allí las cosas eran bastante caóticas: cambios del plan a última hora, actividades “sorpresa”, discusiones, atascos para movernos por la ciudad… terrible. Los 4 días en Pekín estaban llenos de sobresaltos y deseabas que pasaran lo más rápido posible. Eso sí, merecía la pena por ver las caras de felicidad de los aficionados.
¿Cansancio? Claro. Eran días muy intensos en los que no te podías relajar porque no dejabas de apagar fuegos y eso afecta más que el cansancio físico. Nunca me ha afectado mucho el jet-lag y, por suerte, no teníamos problemas con la comida porque llevábamos nuestro propio cocinero para cuidar de la alimentación de los jugadores, (aunque toda la expedición nos beneficiábamos). No sabéis la alegría que nos daba comer unas lentejas estando en Pekín 😋
Es curioso, pero el único momento en el que yo estaba relajado era mientras se disputaba el partido. El trabajo de los ejecutivos estaba hecho y le tocaba el turno a los verdaderos protagonistas: los jugadores. 70 minutos de relax porque a 20 minutos del final del partido tocaba volver a activarse y chequear que todo estaba en orden: que los autobuses estaban preparados, que no había problemas con el avión que nos esperaba en el aeropuerto para ir al siguiente destino, despedirnos de los organizadores locales…
¿Anécdotas? Decenas de ellas, pero comprenderéis que me las guarde para mí.
Fue una época muy gratificante desde el punto de vista profesional y personal. Hay muy pocas personas que hayan hecho eventos de esta magnitud y me siento muy orgulloso de haber sido una parte importante de aquello. Me alegra haber conocido a gente increíble, visitado muchas ciudades y conocido culturas muy diferentes.
Sé que suena a tópico, pero lo que más huella ha dejado en mí ha sido recordar las caras de felicidad de los aficionados de los países que visitábamos.
Es lo que tiene trabajar en la industria del deporte y convivir con las emociones que provoca.
Recuerdo una persona en Japón que me dijo que “probablemente sea la única vez en mi vida que pueda ver en persona al Real Madrid y sus estrellas” o el director de un hotel que nos pidió una camiseta firmada por Roberto Carlos porque un aficionado llevaba 3 días esperándonos en la puerta del hotel. O los “pasillos” de aficionados de 1 kilómetro en China, a la salida del estadio, para despedirnos desde el autobús.
O las aficionadas americanas que daban la bienvenida a Beckham…
Muy interesante conocer un poco la cocina de las giras, aunque me encantaría conocer muchos más detalles y anécdotas.
Una pregunta, la participación extra de los jugadores con patrocinadores y causas benéficas, ¿ya lo tenían definido por contrato o era otra de las "batallas" a gestionar?
Que importante es que toda la organización funcione con la misma lógica y valores. Esa cultura propia es clave para que semejante movida sea placentera y no traumática para los involucrados y pueda tener sus resultados.
Y también qué importante es prever y planificar. Empezar en enero y febrero cuando el mundo del fútbol gira en torno a las eliminatorias de la Champions para hacerlo bien en julio.
En lo personal, me imagino la riqueza de la experiencia.