Ya sabéis que, de vez en cuando, hago una newsletter especial. Quizás por aquello de evitar la rutina o, como en esta ocasión, porque hay un motivo especial: os vamos a regalar un NFT junto con StadioPlus 👏👏
La semana pasada tuvimos el placer de contar con la colaboración de StadioPlus donde Jon Fatelevich nos contaba las aplicaciones de los 👉 NFTs en el deporte y nos explicaba que aún queda mucho por explorar para sacar la máxima utilidad que nos permite esta tecnología.
Estoy totalmente de acuerdo con ellos en que el uso de NFTs tiene un gran futuro y muchas utilidades que aún estamos por descubrir, pero queda tiempo para que lleguemos a esa situación. Seguro que el proceso es rápido, pero personalmente veo que hay una barrera importante y es adaptar la experiencia al usuario de la calle. Aunque para eso, tenemos que probar en primera persona dicha experiencia.
Con esto del blockchain me pasa un poco lo mismo que con la propia internet. Son tecnologías difíciles de comprender y para nada obvias, pero la capa de usuario debería ser una abstracción y facilitar su utilización, alejando a las personas de las complejidades tecnológicas. Cualquiera de nosotros podemos entrar en la web de nuestro banco y hacer una transferencia de forma sencilla, sin preocuparnos por toda la tecnología que hay por detrás (que es mucha y compleja). Cada vez que tecleamos una dirección web en nuestro navegador, no nos preocupa para nada saber de IPs, HTTP, DNS, TCP/IP, javascript o HTML. Nosotros simplemente escribimos la dirección web de nuestro club favorito y vemos el resultado del partido de ayer. O si nos ha tocado el Euromillón. Sin más.
Pero esto no siempre ha sido así. Muchos de vosotros ya habéis nacido en una época en que el acceso a la web estaba muy desarrollado y la conectividad con la fibra óptica y el wifi hacen innecesarias complejas configuraciones. Basta encender el ordenador, tablet o móvil, buscar la wifi y a navegar.
Sin embargo, los que peinamos canas y empezamos en internet a mediados de los 90s, vivimos una situación muy distinta. Aparte de la línea telefónica, tuvimos que contratar un ISP (proveedor de acceso a internet), pelearnos con Windows para configurar el TCP/IP, instalar el navegador Mosaic desde un CD, configurar el módem y tirar metros de cable hasta una toma telefónica (que en esos años solía estar en el salón de la casa). Ah, y que nadie descolgara el teléfono fijo, porque aquello se cortaba.
Ahora, cuando me sumerjo en temas relacionados con web3, blockchain, NFTs, wallets, criptomonedas… me veo en la misma situación que 30 años atrás con internet. Términos indescifrables, siglas raras, conceptos desconocidos, experiencias de usuario poco amigables… Estamos en los inicios de las aplicaciones basadas en blockchain y por tanto, aun queda mucho camino que recorrer. Pero habiendo pasado ya por esa situación, sé que en unos pocos años, ni nos preocuparemos por lo que hay “detrás”. Compraremos una entrada para ver un concierto de nuestro grupo favorito y nos nos interesará saber si hemos pagado con Bitcoin o Euros, si la propia entrada es un NFT o si el concierto se celebra en un metaverso o cualquier otro entorno digital.
Como decía al principio, estas dificultades se empiezan a resolver cuando los responsables de definir todas las capas del producto son también usuarios y experimentan en primera persona los problemas que van a sufrir los clientes.
Recuerdo que cuando trabajé en Terra (allá por 1998, el siglo pasado), en el departamento de desarrollo de productos y servicios lanzamos decenas de nuevas funcionalidades para los usuarios del portal: juegos online multijugador, mensajería unificada, chat, correo web, etc. y los propios empleados éramos los primeros usuarios de nuestros productos. No os quiero contar las interminables partidas de Quake que jugábamos hasta las tantas… pero es que había que probar muy bien la plataforma 😂
Todo este rollo de nostalgia digital viene a cuento porque soy defensor del “learning by doing”. Hay que probar las cosas para comprenderlas y, lo que es más importante, para poder mejorarlas y acercarlas a nuestros clientes/usuarios/aficionados.
Así que, mientras hablaba con Jon, Rubén y Salvador de StadioPlus, se me ocurrió que ya que ellos se dedican a esto de los NFTs, estaría bien que os ofrecieran un NFT gratis para que experimentéis de primera mano cómo funciona el proceso. Aceptaron sin pensárselo dos veces, así que, desde aquí, muchas gracias a los tres por vuestra ayuda. Da gusto trabajar con profesionales tan serios y que se preocupan de que todo salga bien.
Vamos con las instrucciones para que podáis recibir el NFT. El proceso es sencillo, pero conlleva muchos pequeños pasos, haciendo cosas que probablemente ni comprendéis.
Mi recomendación es que os leáis todo el proceso ANTES de empezar para que os hagáis una idea de todos los pasos. Y reservaros un buen rato para hacerlo.
El proceso de petición del NFT gratuito solo estará activo hasta el 7 de marzo. No os durmáis en los laureles o luego vendrán los lloros.
¡Vamos con ello!
1. Instalar Metamask.
Los NFTs se guardan en una wallet/cartera digital, que al igual que las carteras físicas, es donde llevamos el dinero para gastar (por ejemplo, en un metaverso o en un juego), en contra del dinero que tenemos guardado en el banco. Conceptualmente, guardar un NFT en tu cartera digital es como cuando llevas una foto de tu pareja en la cartera física 😆
Lo primero que hay que hacer es descargarse Metamask, una app de cartera virtual, en el ordenador o móvil donde quieras guardar el NFT.
Si ya eres usuario de Metamask, puedes pasar al punto 2.
IMPORTANTE: Metamask se asocia al dispositivo donde se instala, así que mejor que lo hagas desde tu ordenador o móvil personal, NO EN LOS DISPOSITIVOS DEL TRABAJO.
Te aparecerá la siguiente pantalla. Selecciona en el dispositivo donde lo vas a instalar.
Si es en el navegador, recuerda que no funciona con Safari.
Una vez descargado, tienes que hacer el proceso de alta. Es muy sencillo. Yo lo he hecho desde el iPhone porque es más fácil capturar las pantallas, pero sirve igual para Android o un navegador.
Nada más abrir la app, debemos seleccionar “Crear una cartera nueva”
La siguiente pantalla es la advertencia de los datos que va a recopilar Metamask. Yo los he dejado por defecto.
El siguiente paso es crear vuestra contraseña para Metamask en ese dispositivo. Veréis que no os pide un correo porque, como os decía, se asocia al dispositivo.
Metamask NO GUARDA LA CONTRASEÑA. Así que apuntadla bien porque en caso de pérdida, es complicado recuperarla.
El siguiente paso es muy importante. Como os decía, Metamask no guarda las contraseñas en sus servidores. Seguro que habéis leído casos de personas que han perdido millones en bitcoins porque han extraviado su clave. Estáis avisados…
Como única forma de recuperar el acceso a tu cartera, Metamask nos muestra en la siguiente pantalla una serie de palabras que debemos guardar. No os lo puedo mostrar porque sería como hacer pública mi firma del banco. Seguid las instrucciones y guardad bien estas palabras.
2. Configurar la red BSC
Aquí viene lo complicado y es configurar Metamask para la red BSC. Es un proceso sencillo, pero incomprensible para muchos.
Seleccionamos el menú de Metamask (arriba a la izquierda en móviles, arriba a la derecha en navegadores. Pulsamos en “Configuración”
Después en “Redes”
Y en la pantalla que nos aparece, rellenamos estos datos:
Nombre de la red: Smart Chain
Dirección URL de RPC: https://bsc-dataseed.binance.org
Identificador de la cadena: 56
Símbolo: BNB
Dirección URL del explorador de bloques: https://bscan.com
Y pulsamos “Agregar”
Ya tienes tu cartera configurada para guardar tu NFT.
El penúltimo paso es conseguir tu dirección pública de Metamask porque la necesitaremos más adelante. Para que lo entendáis, esa dirección es lo que identifica de forma única vuestra cartera digital. Sería parecido a vuestro número de cuenta del banco o el número de vuestra tarjeta de crédito.
Conseguirlo es muy fácil. Solo tenéis que ir nuevamente al menú y seleccionar la opción “Compartir mi dirección pública”. Es una ristra de números y letras imposibles de memorizar, así que desde ahí, lo mejor es pegarla al portapapeles o guardarla en una nota.
3. Pedir el NFT
Ahora, el siguiente paso debería ser que metieras dinero desde tu exchange en la cartera y te compraras un NFT, pero como StadioPlus nos lo regala, se han currado una landing para que dejéis vuestro nombre, correo y dirección de vuestra cartera y así os lo puedan enviar.
Entrad en 👉 https://nft.stadioplus.com/Final_Score y rellenad vuestros datos.
Con todo lo que han trabajado, aprovechad para seguir su cuenta de twitter.
El tercer campo “Metamask-Bsc” es vuestra dirección pública de Metamask, que hemos conseguido en el paso anterior. Como la tendréis en el portapapeles o en una nota, la podréis pegar fácilmente en este campo y así, en StadioPlus sabrán a qué cartera tienen que enviar el NFT.
Y ya estaría. Mi enhorabuena si has llegado hasta aquí. Como verás, el proceso es largo, pero sencillo.
En un par de días hábiles recibiréis vuestro NFT y lo podréis visualizar desde Metamask.
Este NFT tiene cero utilidad, más allá de la estética y que podáis vacilar a compañeros y amigos. Sin embargo, lo podríamos haber programado para que fuera la llave de entrada a una hipotética comunidad de FinalScore, o el identificador de acceso para un metaverso o un evento virtual o físico.
Pues nada, ¡que lo disfrutéis! Espero que dentro de unos años os acordéis que quiénes os regalaron vuestro primer NFT 😉
Gracias por darme la oportunidad de poder participar y unirme a este maravilloso proyecto